28 de noviembre de 2009



                                                PLENITUD Y VACÍO






"Vivir es aprender a morir" afirma Leonardo da Vinci.

Nacer es para los hombres una aparición material en la carencia del ser. Porque existimos en un mundo exterior indiferente y opaco. 


La ausencia de la plenitud se devela desde el comienzo de los tiempos humanos a través del lenguaje, código de metáforas y símbolos de cosas que no poseemos y que aun así investimos de humanidad. 


Vivimos en un mundo de signos que velan la realidad de nuestra fragilidad y permanente vacio. 


Entonces de las mismas palabras nace el deseo de aquello capaz de brindarnos la plenitud añorada. Pero ese deseo nunca se realiza e incompletos atravesamos el tiempo y desaparecemos en el olvido. 


La nada como afirma Sartre no emana de las cosas del mundo sino que nosotros la creamos a partir del salto que realiza la conciencia al surgir de lo intimo del Ser para convertirse en una mirada racional de si misma.  


El lenguaje es la aparición fenoménica de la nada. 


La plenitud añorada es fundamentalmente la comunidad carnal con la madre, unión umbilical que cierra en el círculo de la maternidad toda develación de la vacuidad del mundo. 


Buscamos a lo largo de la vida esa completud perdida en los otros en los que depositamos las cargas de libido remanentes. 


Aun así nunca volvemos a hallar el paraíso perdido y nuestra vida se desenvuelve en una perpetua perdida en la que las cosas y seres que nos rodean se pierden devorados por el paso inclemente del tiempo.  

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