6 de diciembre de 2009

                                                        
                                 ACERCA DE LA BUSCA


En la galería de los autores modernos uno hay que retrata en la ociosidad de sus personajes el mero transcurrir de las horas en la carne atravesada por su peso. Es Marcel Proust con la "Búsqueda del tiempo perdido".

Un universo poblado de dilettantes y aristócratas en decadencia sirve de marco para la aparición del gran personaje mudo cuyas palabras son la muerte y el olvido y que es el tiempo. Nadie se salva de sus garras, hombres, imperios, ciudades y la más vieja de las aristocracias europeas se ven arrastradas por la fuerza inexorable de su corriente que desata los nudos que las jerarquías y el orden medieval construyeran por siglos, destruyendo todo a su paso.

Los años pasan para el narrador y es testigo del derrumbe de lo que admiro y creyó eterno. Sus amores y el orden social decadente aparecen prisioneros de su época, condenados a la destrucción pero aun así movidos por la fuerza del hábito que los empuja a repetir sus actos absurdos y reproducir las formas de  vida existentes.

En el arte aparece la única salvación posible a la muerte: a través de la creación poética el autor puede aspirar a una forma de eternidad en la memoria de los hombres. Para Proust este perdurar estético solo puede venir de la intuición sensible. Una epifanía: aparición de la divinidad en la semiótica medieval, es para el artista moderno un momentáneo desocultamiento de la verdad que se revela al mismo tiempo que se escapa.

En Proust esa epifanía procede por analogía entre un suceso presente y una vivencia guardada en la memoria y olvidada que renace a la conciencia con irresistible fuerza y arremete al sujeto permitiéndole recuperar así una porción de su pasado perdido.

El tiempo que es olvido y sucesión y muerte se convierte en creación poética por este proceso de recuperación del pasado y en virtud de estos recuerdos se liberan una serie de epifanías que atraviesan "La Busca" y le dan una conexión íntima y verdadera como Leit motivs de una vasta sinfonía poética.

Arte etimológicamente deviene de la palabra tejne y refiere a desocultar la verdad y presentificarla en un producto acabado. Para Proust este propósito solo puede ser alcanzado con el trabajo arduo sobre estas sensaciones y recuerdos a fin de ir tejiendo con ellas la obra que la sensibilidad le proponga al artista. Es el gran paso que da el narrador al final de la busca: el pasar de ser un diletante que disfruta de la producción de los otros a ser un escritor cuyo objeto pasa a ser la obra en sí por sobre la vida social y amorosa.


Esta especie de ascesis creativa se ve enriquecida paradójicamente con las vivencias del previo Yo del autor y así nos presenta a la lectura un tapiz en el que se encuentra contenida toda la sociedad de su tiempo.

La muerte que para Hamlet es silencio desata en Marcel Proust a raíz del fallecimiento de la Madre un desaforado monologo de 3500 páginas en el que la novela rompe todos los moldes previos: una Summa en la que toda la cultura aparece comprimida y atravesada por epifanías y meditaciones psicológicas en las que el Narrador se pierde para reencontrarse en ese pasado que él fue y ya no es. 

En el Reloj de Arena Borges dice: “yo me desangro/ no el cristal/ el acto de decantar la arena es infinito/ y con la arena se nos va la vida.” Marcel Proust trato a través de la expansión infinita de la frase de retener en una larga metáfora un mundo que se derrumbaba: la “Belle Epoque” había llegado a su fin y Europa iba lentamente hacia su propia destrucción. 

Cada grano de arena desperdigado en el olvido puede ser infinitamente doloroso para quien es consciente del paso del tiempo. La vida se convierte en una perpetua muerte, en la que las cosas más solidas y los paisajes más sublimes son tan frágiles como aquellos seres que nos rodean, pasibles de desaparecer víctimas de la impiedad del olvido. Proust aspiro a conjurarlo a partir de la rememoración intuitiva y en su combate con el poder destructor del tiempo vemos el carácter épico de su obra.

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