20 de noviembre de 2008

      
                             KAFKA Y LOS CATAROS


Al despertar Gregor Samsa de su sueño nocturno se descubre a si mismo convertido en un insecto. El viajante de comercio encuentra así su existencia trastocada por un evento que fractura sus vínculos con el mundo exterior. Este despertar a la pesadilla de una existencia de insecto no solo destruye la relación de Samsa con la realidad social sino que afecta de manera intensa los nudos sentimentales que atan a su familia con el.


La metamorfosis lo que señala en última instancia es el extrañamiento total y absoluto de Gregor con su cuerpo: carne y espíritu se desatan y la desconexión aparece simbolizada en la forma del insecto sucio y voraz con alma de hombre que mira las cosas que lo rodean con una doble mirada mitad humana mitad bestial. Esta separación entre cuerpo y espíritu no es accidental sino el resultado de un doble proceso de alienación que atravesando la superficie tridimensional de la carne y la densidad sutil y profunda del alma quiebra la unidad entre ellos.


La primera alienación es la del trabajo. Como único sostén real de la familia Samsa aparece en el relato atrapado en un empleo que le disgusta pero al que no puede abandonar sin causar la miseria de los suyos. Los lazos afectivos que lo atan con su familia lo obligan a una perpetua repetición de una serie de actos productivos que acarrean la pérdida gradual de su espíritu a fin de asegurar la reproducción del capital y el mantenimiento de su familia. El padre aparece en la narración como el garante de su laboriosidad y por ende es la figura paterna la que sirve de instrumento a las fuerzas del capital en la exacción del alma y las esperanzas del joven viajante.


A esta alienación que se adueña de sus energías corporales debemos sumar otra que afecta las pulsiones de Samsa y que se sustenta en los deseos incestuosos que este siente por su hermana. Aquí el padre cumple también un rol activo y castrador como representación fenoménica de la prohibición ancestral contra el incesto.


A partir del trabajo Samsa pierde sus energías corporales en una sucesión de actos repetitivos y alienantes, mientras que sus deseos sexuales aparecen interdictos por las costumbres sociales.


En uno de los evangelios Cataros se cuenta una historia heterodoxa de la creación del mundo: este habría sido creado por el mismo Satanás a espaldas de la voluntad divina. Cuando Lucifer quiso crear a los hombres obligo a los ángeles a que se untaran con barro en las superficies de sus cuerpos leves y etéreos. El horror de los ángeles al sentir el barro que se convertiría en la carne esconde una particular analogía con el horror de Gregor al despertar convertido en Escarabajo.


En ambos casos lo que sentimos en la lectura es la sorpresa de la conciencia racional cuando se encuentra con ese cumulo de carne, sangre y mineral óseo desparramado en una forma arbitraria y animal que persiste con nosotros, que aun mas, somos nosotros.


Porque esa analogía con lo animal se borra en la cotidianeidad, es por lo que cuando tomamos conciencia de nuestro cuerpo el horror nos paraliza. El espíritu tiembla ante la realidad de la carne y sucumbe a manos del capitalismo transmutada en dinero y culpa. Con ese pase mágico Gregor se convierte en horrible insecto mientras su espíritu agoniza en silencio.


La sustancial perdida de su personalidad y de su energía creativa conduce a Gregor Samsa a una insólita conversión. Las ataduras que unen el cuerpo y el espíritu se desvanecen merced a las exigencias de una sociedad sedienta de trabajo rutinario y deseos interdictos. Luego de la metamorfosis la muerte cierra el drama, provocada por la manzana de la perdición incrustada en su lomo infecto.


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